La práctica de tres iridectomías basales en las operaciones sobre el cristalino reduce los riesgos de atalamia, seclusión pupilar y glaucoma secundario. La existencia de dos iridectomías diametralmente opuestas, la de las III y la de las IX, además de la de las XII, hace que todo enclavamiento del iris que menoscabe el funcionamiento de una de ellas incremente la efectividad de la otra, con lo cual la atalamia no se produce o suele resolver espontáneamente sin necesidad de nueva actuación quirúrgica.
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