Se presentan tres casos de coexistencia de desgarros periféricos y maculares. Se describen las técnicas empleadas en el tratamiento de cada uno de ellos, especialmente en lo que se refiere a la fotocoagulación del desgarro macular, para lo que se ha utilizado el fotocoagulador de Olivella-Garrigosa. Se comentan los resultados obtenidos.
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