Villa Evita, de igual modo que otras experiencias en la región, surge como consecuencia de la necesidad de acceso a un espacio para vivienda que no ha podido resolverse mediante el mercado ni por intermediación del Estado.
Desde su configuración como asentamiento irregular, sus ocupantes han promovido prácticas organizativas con objetivos, densidad, durabilidad y actores que se han caracterizado por su heterogeneidad.
Estos procesos organizativos, fundamentalmente los iniciados en el año 2009 con la incorporación de herramientas participativas distintas a las monopolizadas en el territorio, involucran cambios progresivos manifestados en distintos niveles y desarrollados en términos témporo – espaciales diferentes: conscientes e inconscientes; voluntarios e involuntarios; individuales y colectivos; reduciendo o aumentando distancias simbólicas y geográficas; sociales y materiales. El presente trabajo presenta una síntesis de las configuraciones relacionales pre existentes y de sus transformaciones, si existieren, y de las representaciones sociales previas y presentes que las sustentan
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