El tratamiento de las infecciones producidas por hongos se limita al uso de un reducido número de moléculas. Si bien, la anfotericina B aún sigue siendo considerada como el antifúngico de referencia, para el tratamiento de estas infecciones, la toxicidad aguda y crónica que produce así como el fallo renal limitan su uso y de alguna manera supuso un empuje a la investigación de nuevas familias de sustancias que pudieran ser empleadas en clínica. Una de esas familias es la de los derivados azólicos, descubierta en la década de los años 70 que fue introducida en la práctica clínica en la década posterior. Aun siendo la familia de antifúngicos más prolífica, la investigación sobre nuevas moléculas más seguras y con un mejor perfil farmacológico a la vez que presenten una mayor actividad frente a un amplio espectro de hongos patógenos y con la mayor cantidad rutas de administración.
Current therapy for mycoses is limited to the use of a relative reduced number of antifungal drugs. Although amphotericin B still remains considered as the “gold standard” for treatment, acute and chronic toxicity, such as impairment of renal function, limits its use and enhances the investigation and clinical use other chemical families of antifungal drugs. One of these chemical class of active drugs are azole derivatives, discovered in 70s and introduced in clinical practice in 80s. Being the most prolific antifungal class, investigation about more molecules, with a safer and better pharmacological profile, active against a wide spectrum of fungi, with a wide range of administration routes gives us some azole representatives.
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