El derecho a la tutela judicial efectiva de basa en dos grandes actores: el juez que dirime la contienda, en la cual, entendemos también al ministerio Fiscal que defiende la legalidad también, y el Abogado que defiende los intereses legítimos de sus clientes. Defiende en los que él cree que pueden ser defendidos, y los defiende hasta el punto en que crea que debe hacerlo. El presente trabajo una vez más, analizará, desde un punto de vista deontológico, este derecho del Abogado irrenunciable. Parece que las últimas novedades legislativas imponen ciertos límites a este derecho: hay uno evidente, que es la cercanía a un juicio, esa renuncia, aunque justificada, que sea apresurada cuando se produce en un plazo inferior a siete a días de los señalados para juicio o vistas señaladas citación de diligencias en las que debiera participar.
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