Entre 1978 y 1979, Norman y Wendy Foster proyectan su propia vivienda en el exclusivo barrio londinense de Hampstead. El interés de este pequeño proyecto inconcluso trasciende sus propios méritos arquitectónicos: a su valor testimonial para analizar las influencias y obsesiones recurrentes en la obra de sus arquitectos, hay que añadir la claridad con la que refleja los trascendentes cambios acaecidos en la trayectoria de los Foster, así como su capacidad para abrir nuevas vías de exploración que encontrarán aplicación en proyectos posteriores del estudio. Con un marcado carácter experimental, constituye un singular intento por trasladar al ámbito doméstico la arquitectura de las primeras naves fabriles de los Foster. Una arquitectura —denominada por Reyner Banham “la nave bien servida”— que utiliza la integración de sistemas como principal herramienta proyectual. A caballo entre la contención formal del Sainsbury Centre y el expresionismo tecnológico del centro de distribución Renault en Swindon y del Banco de Hong Kong y Shanghái, la evolución del proyecto en sus distintas versiones ilustra, además, una transición desde la pretendida eficiencia de la arquitectura de la “nave bien servida” hacia el expresionismo tecnológico del denominado movimiento High-Tech.
Between 1978 and 1979 Norman and Wendy Foster design their own home in the exclusive neighbourhood of Hampstead. The interest of this small unfinished project transcends its own architectural merits, as it constitutes a valuable testimonial document to analyze the recurrent influences and obsessions of its architects; furthermore, it has the ability to open new lines of exploration which will find application in subsequent works of the practice. This experimental project constitutes a unique attempt to apply the architectural ideas behind the first Foster Associates’ industrial buildings onto the domestic domain. An architecture which Reyner Banham referred to as “the wellserviced shed”. Saddled between the formal contention of the Sainsbury Centre and the technological expressionism of the Renault Distribution Centre in Swindon and the Hong Kong and Shanghai Bank, the evolution of the project through its different versions reflects a transition from the intended efficiency of the “well-serviced shed” towards the technological expressionism of the so-called High-Tech movement.
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