V.O. Britto, José Antonio Gil-Delgado Alberti, Rafael Ubaldo Gosálvez Rey, Germán M. López Iborra, A. Velasco
La pagaza piconegra se reproduce en lagos temporales de Castilla–La Mancha, pero depende de los hábitats terrestres de los alrededores para alimentar a los pollos. Por consiguiente, es fundamental conocer el tipo de ambientes que selecciona para capturar presas con las que alimentarlos. La finalidad de este estudio fue evaluar la utilización que los adultos de la pagaza piconegra hacen de los hábitats para la caza. De los 66 lagos estudiados entre 1996 y 2016, constatamos que la pagaza se reproducía en 12. Durante este período, cada lago se utilizó para 1–14 temporadas de cría. Seleccionamos las zonas circulares alrededor de los tres humedales en los que la especie crio en 2013 y 2014. Dentro de estos círculos, muestreamos 60 puntos aleatorios y registramos 125 contactos con pagazas piconegras (incluidas entre 1 y 39 aves). Estimamos las mismas variables ambientales en los puntos de contacto y los aleatorios, con inclusión del uso de la tierra y la distancia al humedal más cercano, a la colonia más cercana y a varios tipos de usos antrópicos (carreteras asfaltadas, viviendas y ciudades). Para evaluar la selección del hábitat, calculamos el índice de selección de Manly para las variables de uso del suelo y utilizamos modelos lineales mixtos para evaluar las diferencias entre las variables de distancia. El principal uso de la tierra que la pagaza piconegra seleccionó para la alimentación fue el cultivo de cereales, mientras que evitó los viñedos. De media, las aves se alejaron para alimentarse hasta 2 km de las colonias y tendieron a evitar la proximidad de ciudades y carreteras asfaltadas, lo que sugiere que la especie es sensible a las perturbaciones antrópicas. Los viñedos constituyen el principal uso de la tierra en esta región y su extensión está aumentando. Nuestros resultados sugieren que los viñedos se deberían limitar en zonas cercanas a estos humedales, para que la pagaza piconegra pueda alimentarse en sus lugares preferidos.
The gull–billed tern breeds in temporary lakes in Castilla–La Mancha in Central Spain but depends on surrounding land habitats to feed its chicks. It is therefore vital to know the type of environments it selects to capture prey to feed nestlings. The aim of this study was to evaluate the use of habitats for hunting by adult gull–billed tern. Of 66 lakes monitored between 1996 and 2016, we found the gull–billed tern used 12 for breeding. Each lake was used during this period for 1–14 breeding seasons. We selected circular areas around the three wetlands where the species bred in 2013 and 2014. Within these circles, we sampled a total of 60 random points and recorded 125 gull–billed tern contacts (including between 1 and 39 birds). We estimated the same environmental variables at contact and random points, including land use and the distance to the nearest wetland, the nearest colony and to several types of anthropic uses (paved roads, houses, and cities). To evaluate habitat selection we calculated the Manly selection index for soil use variables, and fitted linear mixed models to evaluate differences in the distance variables. Land uses selected for foraging by the gull–billed tern were mainly cereal crops, whereas vineyards were avoided. The birds foraged on average up to 2 km from the colonies and tended to avoid proximity of towns and paved roads, suggesting that the species is sensitive to human disturbance. Vineyards are the main land use in this region and the intensity is increasing. Our results suggest vineyards should be limited in areas around these wetlands so that gull–billed terns may forage in their preferred sites.
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