Predecir el estado fundamental, las excitaciones o la evolución temporal de un sistema cuántico constituido por un gran número de partículas es, sin lugar a dudas, un problema complejo, que en muchos casos no puede ser resuelto ni analíticamente ni numéricamente. En 1981, Richard Feynman propuso la idea de utilizar para este fin un simulador cuántico: un sistema cuántico, altamente controlable, y que estuviese descrito por las mismas ecuaciones que el sistema físico que se desease describir. En la visión de Feynman, realizando medidas sobre el sistema modelo en distintos regímenes de parámetros se podrían responder preguntas planteadas por el sistema original, y resolver así problemas intratables con otros métodos [1]. Durante la ultima década, la noción de simulación cuántica
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