El terremoto de septiembre de 2017 sirvió para mostrar el rostro de la sociedad y la cara del Estado. El terremoto dividió en dos a México; uno de ellos, el de la ciudadanía, mostró su solidaridad; el del poder, rezagado e inoperante, quedó relegado ante la fuerza y entrega de la gente. La estructura social permite a las personas crear redes y difundir información que puede ser útil para manejar y confrontar desastres.
Las bondades del capital social son vastas. Las experiencias previas y la nuestra enaltecen el papel de la comunidad y la trascendencia de la solidaridad, la empatía y del compromiso de quienes la ejercen.
September 2017 earthquake served us to reveal the face of society and the role of the State. The earthquake divided Mexico in two: one where citizens demonstrated their solidarity; and the other, an ineffective government which fell behind, displaced by the power and commitment of the people. Social structure allows people to create networks and share information that helps to manage and confront disasters. Social capital benefits are immense. Ours and previous experiences in earthquakes exalt the role of community and the transcendence of solidarity, empathy and of the commitment of those who exercise it.
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