Consagrado por la OEA la Libertad de Expresión se entiende como “buscar y difundir información” y también el derecho a “recibir” mensajes provenientes de un sistema mediático plural y diverso. Desde este principio doctrinal es posible desarrollar los derechos de las audiencias en este siglo. Agrega la Relatoría de Libertad de Expresión que, incluso, cualquier limitación por “monopolios y oligopolios mediáticos” afecta tal principio. En Chile el Derecho a la Comunicación es cada vez más relevante como se puede observar en algunas de los programas de los candidatos presidenciales en este 2017. Esto se deriva signos y evidencias de un malestar medial ciudadano que erosiona y desplaza la visión exclusivamente mercantil y economicista por un enfoque de la comunicación como derechos. Esta es una tarea colectiva y ciudadana que ya comienza a instalarse en la región, por ejemplo, en Argentina (Defensoría del Público) o foros de debate en México.
Consecrated by the OAS, Freedom of Expression is understood as “seeking and disseminating information” and also the right to “receive” messages from a pluralistic and diverse media system. From this doctrinal principle it is possible to develop the rights of audiences in this century. The Rapporteurship on Freedom of Expression adds that even any limitations on “media monopolies and oligopolies” affect the right to communication. In Chile the right to communication is increasingly relevant as can be seen in some of the programs of the presidential candidates in 2017. This is derived signs and evidence of a malaise citizen that erodes the exclusively mercantile and economicist vision for a approach to communication as rights. This is a collective and citizen task that is already beginning to be installed in the region, for example, in Argentina (Public Defender’s Office) or discussion forums in Mexico.
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