La posibilidad de que Luis de Guindos pusiera rumbo al BCE se viene barajando desde hace meses, alimentando un estado de ánimo dentro de las filas populares proclive a admitir que Mariano Rajoy interpretaría las señales llegadas de Cataluña y las encuestas y aprovecharía el eventual nombramiento en Economía para hacer una crisis de Gobierno de calado. Ahora que ha llegado el momento de hacer cambios, el líder de los conservadores ha enfriado el entusiasmo de los suyos con su habitual hermetismo y empieza a cundir el pánico. Temerosos del avance de Ciudadanos en el centroderecha, se agarran a aquello de que la esperanza es lo último que se pierde y en que aún hay tiempo para que su líder reaccione.
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