Objetivo. Evaluar el rechazo, la nefropatía crónica del injerto (NCI) y el retraso en la función del mismo (RFI) debido a obesidad e IMC elevado.Material y Método. En este trabajo se han evaluado 500 pacientes de ambos sexos trasplantados renales seguidos durante 5 años, se les realizaron mediciones postrasplante de parámetros bioquímicas y mediciones antropométricas. Se recogieron además datos de nefropatía crónica y función retardada del injerto.Resultados. A los 5 años postrasplante se produce un aumento del IMC y un aumento de los componentes del perfil metabólico: triglicéridos, colesterol total e hiperglucemia, así como de la tensión arterial. Como consecuencia hemos observado también un aumento en la incidencia de nefropatía crónica y función retardada del injerto.Conclusión. La obesidad aumenta significativamente la incidencia de complicaciones postrasplante, lo que finalmente puede llevar a la pérdida injerto. Un adecuado control del IMC en los receptores de trasplante renal influiría directamente en la supervivencia del injerto renal a largo plazo, lo que reduciría el retraso en la función del injerto, la aparición de NCI y prolongaría la supervivencia del injerto renal.
Objective. To evaluate the rejection, the chronic allograft nephropathy (CAN) and the delay in the function of the same (DGF) due to obesity and high BMI.Material and method. In this work, 500 patients of both sexes kidney transplant followed for 5 years were evaluated, post-transplant measurements of biochemical parameters and anthropometric measurements were made. It was also recognized data of chronic nephropathy and delayed graft function.Results: Five years after the transplant, there was an increase in BMI and an increase in the components of the metabolic profile: triglycerides, total cholesterol and hyperglycemia, as well as blood pressure. As a consequence we have also observed an increase in the incidence of chronic kidney disease and delayed graft function.Conclusion. Obesity significantly increases the incidence of post-transplant complications, which can finally be done through injection. An adequate control of BMI in kidney transplant recipients would directly influence long-term renal graft survival, which reduced the delay in allograft function, the appearance of CAN and prolonged renal allograft survival.
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