Las instituciones educativas que no se han replanteado su rol tienen como única opción: pueden cambiar si quieren sobrevivir y progresar o pueden no cambiar si lo que buscan es quedar obsoletas y desaparecer. Esta imperiosa necesidad de mejora continua no implica necesariamente que las cosas se hagan mal, sino que quedan rápidamente descontextualizadas frente a las nuevas demandas externas, cada día más vertiginosas y exigentes, lo que lleva a un proceso de adaptación permanente.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados