Las leyendas y romances forman parte de la historia de los Campos de Níjar, forjada entre cerros pelados, desiertos y cortijos abatidos por el viento; cuna de mujeres luchadoras e invencibles que se debatían en los albores del siglo XX entre su propia libertad y un patriarcado implacable que ahogaba sus sueños. El espejo en el que se reflejan las tradiciones y costumbres de la Almería campesina, hasta transformarlas en mito, son las grandes obras de la literatura española Bodas de sangre, de Federico García Lorca, y Puñal de claveles, de Carmen de Burgos Colombine, que narran las ansias de huir de ese forzoso silencio y docilidad que les eran impuestos a estas mujeres invisibles desde antes de nacer. Algunas pagaron su osadía con el ostracismo, otras incluso con su vida, las más vieron truncar sus ilusiones entre soledades de matrimonios pactados y mal avenidos. La brillantez literaria de Lorca y De Burgos encubre el origen del suceso real en el que los autores se inspiraron: la trágica vida de Francisca Cañadas, la hija del aparcero del cortijo del Fraile, que una madrugada de julio de 1928 fantaseó con el amor y la libertad hasta que la venganza y los ritos atávicos desgarraron sus jóvenes inquietudes. Este artículo va en memoria de Paca Cañadas y de esas miles de resueltas almerienses, porque forman parte de la memoria de los Campos de Níjar, porque lucharon con denuedo por romper con ritos irracionales que las anulaban por ser mujeres, porque hicieron historia sin saberlo y escribieron los primeros capítulos de la liberación femenina.
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