Desde la Antigüedad la destrucción del patrimonio ha sido utilizada como un arma de guerra. Sin embargo es a partir de la Segunda Guerra mundial cuando se convierte tanto en arma como en víctima. Después de 70 años de su finalización, esta utilización ha resurgido en el oriente medio, donde se ha arrasado con el patrimonio. ¿Cuál ha sido la reacción de la UNESCO ante esta circunstancia? ¿Es eficaz? El artículo presenta varias preguntas abiertas sobre este tema de cara a continuar con este debate respecto a la utilidad o no de las medidas tomadas si no van acompañadas del compromiso real de los estados.
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