Gélido como Moscú, la ciudad en la que nació hace 35 años. Simpático e irresistible, como exige su sangre latina, y con un olfato impecable para hacer dinero, algo típico, dicen, de aquellos que descienden de los sefardíes. Así es Felipe Turover, la persona que ha aireado el caso de corrupción que afecta a la cúpula del Gobierno ruso, con el presidente de la República, Boris Yeltsin, a la cabeza.
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