La calor es mala consejera. A veces ni siquiera aconseja: simplemente recalienta los cascos superiores con lo que sus victimas se lanzan a mil locuras ¡Y si siempre fueran locuras, altas, y nobles locuras! A veces son sólo estupideces.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados