Durante los siglos XVI y XVI, la familia Queipo de Llano extendió gradualmente sus redes de influencia locales en Asturias para alcanzar cargos políticos y religiosos relevantes más allá del Principado. La concesión del condado de Toreno a D. Álvaro Queipo de Llano y Bernaldo de Quirós en 1659 por Felipe IV supuso un paso destacado en este proceso. El prolongado cursus honorum de D. Álvaro ha dejado tras de sí una abundante correspondencia, especialmente intensa en el caso de sus familiares, lo que nos permite hallar interacciones más allá del intercambio de requerimientos, favores, servicios y mercedes propio a la “economía moral”. El análisis de estas interacciones revela la intimidad propia de las relaciones familiares, y permite conocer más las distintas facetas de la vida en el seno de la familia, tales como la infancia, la enfermedad o la muerte.
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