J.A. Aldrete, U. Guevara López, Héctor Arenoso, O. L. Ceraso
El reconocimiento de la acción antinociceptiva de los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) ha motivado su combinación con dosis moderadas de opiáceos con objeto de obtener una mayor analgesia, mientras que se reduce la necesidad de emplear dosis altas de esteroides. Un grupo de 142 pacientes adultos, que habían desarrollaron radiculopatía y lumbalgia después de la primera discectomia, en los que se demostró radiologicamente fibrosis y cicatriz periradicular, en el sitio de operación, se dividieron en dos subgrupos al azar. El grupo A (69 pacientes), fue tratado con inyecciones peridurales de 80 mg de metilprednisolona (MTP) en 3ml de bupivacaína 0.25% (BPV) después de obtener medidas controles de dolor, actividad física y la ingestión de medicamentos usando el Esquema del Progreso del Dolor, obteniendo un promedio control antes de iniciar el tratamiento. El grupo B (73 pacientes) fue tratado con inyecciones paravertebrales en los niveles L4-L5 y L5-S1, de 5 mg de metamizol (DPN), y 12.5 mg de propoxifeno (PPX) agregados a 10 mg de MTP y 1 ml de BPV 0.5%, bilateralmente en cuatro sesiones. Las mismas evaluaciones se llevaron a cabo cada 3 semanas después de cada tratamiento. Todos los pacientes mejoraron clínicamente, sin observarse diferencias significativas entre ambos grupos; Cuando se compararon los valores totales de mejoría clínica, se observaron los niveles controles significativos (p> 0.05) solo cuando se compararon con las mediciones de mejoría clínica, tomadas antes de iniciar el tratamiento en ambos grupos. Se presentaron efectos secundarios como incremento de peso, equimosis, edema fascies lunar y eritema facial en los pacientes del grupo A. La punción dural incidental (3) y cefalea por punción dural (2) se encontraron solo en el grupo A. Un paciente requirió ser tratado con un parche hematico epidural. Ocurrió parestesia en 1 paciente de cada grupo. No se encontraron diferencias significativas de mejoria entre grupos de pacientes con radiculopatia post-laminectomia lumbar, al ser tratados con MTP y BPV peridural y un grupo semejante que recibio la mitad de la dosis de MTP, mas BPV, DPN y PPX, en los espacios paravertebral L4-L5 y L5-S1. Los efectos secundarios y la morbilidad predominaron en el grupo tratado con inyecciones peridurales. Inyectando fuera del canal vertebral dosis reducidas de un opiáceo y de un antiinflamatorio, permitió usar solo la mitad de la dosis total de MTP. Ya que se obtiene una mejoría semejante, al evitar los efectos indeseables de los esteroides, así como las posibles complicaciones típicas de inyecciones epidurales, hacen de esta modalidad terapéutica una alternativa definitiva.
As the clinical applications of the central antinociceptive action of the non-steroidal antiinflammatory agents have been recognized, their combination with mild doses of opiods has been explored in order to be able to reduce or eliminate the repetitious usage of steroids. A group of 152 adult patients with recurrent radiculopathy after the first laminectomy, at either L4-L5 or L5-S1 levels, in whom periradicular fibrosis and scarring had been shown at MRI exam, was separated at random into two subgroups. Subgroup A included 69 patients that were treated with four epidural injections of 80mg of methylprednisolone (MTP) in 3ml of 0.25% bupivacaine (BPV). Changes in pain level, physical activity and the type of medications used were followed using the Pain Progress Score that evaluates five parameters graded from 0 to 2, before initiating treatment and again before each of the three subsequent injections, given at three week intervals. Subgroup B included 73 patients treated by paravertebral injections of 40mg of MTP, 50mg of dipyrone (DPN), 12.5mg of propoxyphene (PPX) and 1ml of 0.5% BPV at the L4-L5 and L5-S1 spaces, bilateral. All patients improved clinically without observing statistically significant differences between the two groups; however, there was a significant difference (p< 0.05) when the post-treatment scores were compared to the control values, at every evaluation. There was however an important variant, as the patients in group A had more side effects (increased weight, edema, echymosis and moon fascies) and developed complications derived from the epidural injections (3 incidental dural punctures, two postdural puncture headaches, one of which required an epidural blood patch, as treatment). Similar clinical improvement was seen from either of the two treatment modalities studied; however, since most of the side effects and the morbidity typically observed after a series of epidural injections of steroids can be obviated by administering a reduced dose of steroids, an antiinflamatory agent and a low dose opiate in the paravertebral spaces adjacent to the previously operated level, this therapeutic alternative is recommended.
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