El volumen de los flujos recibidos en España, su escasa disminución durante la crisis y la evolución de la opinión pública sobre inmigración apuntan a la necesidad de una reconsideración de la política de extranjería laboral. Además, es necesaria una política de inmigración que regule los flujos, así como el diseño de una política de ciudadanía. Las dificultades para alcanzar consensos en torno a la política migratoria aconsejan que esta se plantee como una política de Estado. En este artículo se señalan cuatro claves para que esa política migratoria sea viable: la selección de flujos, la recuperación de los desempleados, el impulso de la naturalización y el acento en la formación de los menores inmigrantes.
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