La historia de la Educación Social nos remite inevitablemente a nuestra propia historia, la de cada uno de nosotros. ¿Por qué dedicarse a esta disciplina tan particular? En este breve texto señalaré algunas referencias y cuestiones que bordean alrededor del obstáculo que quiero aislar: la función del educador social como aquel agente capaz de crear e inventar tiempos y espacios donde alojar la palabra, la historia y el sufrimiento del otro. Lo contemporáneo a lo que irremediablemente nos convoca nuestra profesión nos anima a pensar en aquellas maniobras capaces de acoger, dar asilo, a aquellos que no pueden seguir con los itinerarios marcados. Entendiendo la Pedagogía Social como aquella disciplina pedagógica desde la que se trabaja en las complejas fronteras de la inclusión/ exclusión en nuestra época
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