José Tejero Manzanares, Santiago Español Cano, Juan Jesús Serrano García, Francisco de Paula Montes Tubío
Se presenta el estudio de diagnóstico y seguimiento de los niveles de mercurio en ambiente y en fluidos biológicos de los trabajadores de la metalurgia de Minas de Almadén (España) con el fin de aportar los insumos necesarios para que el Área de Prevención de Riesgos Laborales implantara un método que permitiera establecer unos “niveles críticos” para adoptar acciones preventivas en base a éstos. El estudio se enmarcó dentro de un programa de recolección de datos sobre 15 puestos de trabajo (hasta 70 operarios) como condiciones de vida del trabajador, niveles de exposición al mercurio mediante muestreos ambientales y personales, horarios y turnos de trabajo, reconocimientos médicos, profesiogramas, controles biológicos mensuales en condiciones basales (utilizando el Análisis por Espectrofotometría de Absorción Atómica en Vapor Frío) y valores biológicos máximos permisibles. Se analizaron los niveles de mercurio en la instalación, considerada globalmente, en puestos de trabajo con jornada continua y jornada alterna y, finalmente, en el puesto de trabajo como unidad operativa. Los resultados arrojaron que, a partir de la automatización de la planta en 1997, la mejora de los niveles de mercurio en ambiente de trabajo fue evidente y que la reducción de jornada, considerándola desde la perspectiva del riesgo al mercurio, no estaba justificada. Estableciendo dos periodos (1986-1997 y 1998-2001), los indicadores de mercurio, obtenidos en relación al puesto de trabajo como unidad operativa, experimentaron una notable disminución y evidenció que era necesario prestar especial atención a los puestos de trabajo de operador de hollines y peón de servicios varios.
This paper presents the monitoring and follow-up of environmental and biological mercury levels among metallurgy workers of the Almadén Mines in Spain, which provided the foundation for the mine’s occupational health department to implement a method that allowed establishment of "critical levels" that would trigger specific preventive interventions.The study was part of an information-gathering project targeting 15 jobs (up to 70 workers), focused on worker living conditions, environmental and personal mercury concentrations, job schedules and shifts, medical surveillance, job profiles, monthly baseline biological controls (using Cold Vapor Atomic Absorption Spectrophotometry) and maximum allowable biological exposure levels. Mercury levels were analyzed at several levels: facility-wide, in workplaces with continuous and alternating shifts, and, lastly, at the job level. Results showed that, since plant processes were automated in 1997, there had been a definite improvement in workplace mercury levels, and that a reduction of shifts, from the standpoint of the risk posed by exposure to mercury, was not justified. Between two periods (1986-1997 and 1998-2001), mercury exposures at the job level decreased significantly, although a closer evaluation of the soot operator and miscellaneous laborer jobs was warranted.
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