Tras capturar al usurpador Bessos y alcanzar el Yaxartes, a comienzos del verano de 329 a. C. Alejandro culminaba con aparente éxito la incruenta ocupación de las satrapías de Bactria y Sogdiana. La lucha parecía haber terminado y el monarca macedonio podía empezar a pensar en la organización de su flamante imperio y, por supuesto, en nuevas conquistas. Pero, en cuestión de unas pocas semanas, la situación sufrió un cambio radical y Alejandro se encontró haciendo frente a una rebelión generalizada en Sogdiana con ramificaciones en la vecina Bactria.
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