Vivimos tiempos de secularización en que la Iglesia se siente atacada y observamos con ojos tristes este proceso. Sin embargo, insistir en los aspectos negativos solo nos conduciría al atrincheramiento de la ciudadela católica, para mal de la Iglesia y del mundo, porque lo propio del cristiano no es el optimismo ni el pesimismo, sino la esperanza que nos invita a creer en nosotros mismos y en el Espíritu Santo para que podamos decir que todo será mejor. En este artículo queremos presentar los aspectos positivos que tienen para la Iglesia las distintas formas de secularización.
Mensaje 65 (2016) 21-25
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