Bilbao, España
Las raíces del trabajo social clínico se encuentran en los orígenes del trabajo social, pero todavía muchas personas se sorprenden cuando lo descubren. Hoy, en el mundo entero los y las profesionales del trabajo social llevan a cabo una gran variedad de prácticas clínicas con un amplio rango de personas, familias y grupos en diversos servicios y organizaciones sanitarias y sociales. Hay trabajadoras y trabajadores sociales clínicos en el ámbito sanitario, en servicios de infancia y familia, en servicios sociosanitarios, educativos, en el sistema de justicia y en muchos más. Sus orígenes se remontan al desarrollo del casework o trabajo social de casos, procedimiento de intervención psicosocial inaugurado por Mary Richmond (1917), y aunque la denominación trabajo social clínico aparecerá décadas después en los Estados Unidos, se irá extendiendo progresivamente en otras latitudes. A comienzos de este siglo se puede afirmar que la práctica clínica del trabajo social está bien establecida, si bien en nuestro contexto esta denominación es aún un tanto desconocida. La reciente publicación en España del libro Prácticas del Trabajo Social Clínico (Ituarte, 2017) nos brinda una nueva oportunidad para clarificar su naturaleza, revisitar los fundamentos de sus prácticas y reflexionar sobre sus implicaciones a futuro. Aprovechamos también la ocasión para rendir un homenaje póstumo a tres trabajadores sociales clínicos que nos han abandonado recientemente por el inconmensurable legado que nos han dejado. Nos referimos a Michael White (1940-2008) Eda Goldstein (1944-2011) Y Carolyn Saari (1939-2016).
The roots of clinical social work are found in the origins of social work, but still many people are surprised when they discover it. Today, throughout the world, social work professionals carry out a wide variety of clinical practices with a wide range of people, families and groups in various health and social services and organizations. There are clinical workers in the health field, in children and family services, in social and health services, in education, in the justice system and in many more. Its origins go back to the development of case work or social work cases, psychosocial intervention procedure inaugurated by Mary Richmond (1917), and although the name clinical social work will appear decades later in the United States, it will be progressively extended in other latitudes. At the beginning of this century it can be affirmed that the clinical practice of social work is well established, although in our context this denomination is still somewhat unknown. The recent publication in Spain of the book Practices of Clinical Social Work (Ituarte, 2017) gives us a new opportunity to clarify its nature, revisit the foundations of its practices and reflect on its implications for the future. We also take the opportunity to pay a posthumous tribute to three clinical social workers who have recently abandoned us for the immeasurable legacy they have left us. We refer to Michael White (1940-2008)1 Eda Goldstein (1944-2011)2 Y Carolyn Saari (1939-2016).
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