Martin J. van Sickels, Tora Djokic, David W. Deamer
Para originarse, la vida en la Tierra necesitó energía para crear moléculas complejas y un medio para que estas se aproximaran entre sí. Los sistemas de fuentes termales de origen volcánico situados en terreno continental presentan los ingredientes necesarios para originar la vida, así como una sucesión de ciclos húmedos y secos que facilitan la interacción y la selección natural. Una teoría basada en un dominio volcánico terrestre, a diferencia de una centrada en un ambiente oceánico, nos lleva a buscar vida en distintos lugares del sistema solar.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados