Diez años es una buena edad para el festival. Por un lado, proporciona la envidiable salud propia de la juventud de la que aún disfruta y, por otro, asegura la solvencia de aquél que ya lleva a sus espaldas toda una década de experiencias. Qué duda cabe que a todos nos viene mejor cumplir años que no cumplirlos pero a algunos le sienta mejor que a otros; a PhotoEspaña, por ejemplo, estos dos lustros le han sentado de maravilla.
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