La identidad nacional es el elemento cohesionador, el aglutinante que facilita el mantenimiento y la continuidad de un régimen. En el caso de la España de los 40 y 50, las políticas nacionalizadoras y la propaganda –ya sea en prensa, en educación o en el tinte de las festividades- hacen posible la consecución de esta vinculación afectiva, más impuesta que voluntaria, a través de: una (re)construcción del patriotismo hacia la Dictadura, mediante una necesaria revisión de la versión oficial y, sobre todo, con la reelaboración del discurso que si no modifica las bases ideológicas, al menos, plantea un nuevo concepto de nación de cara a la galería internacional. Y todo ello al amparo de esa violencia franquista que crea adeptos a base de golpes, de venganzas y de miedos. Un consenso no pactado, pero impuesto bajo el silencio de los apáticos, sobre los hombros de los vencidos y a lomos de aquellos que gritaron: ¡Por Dios y por España!
The national identity is the element of cohesion, the uniting bond that facilitates the maintenance and continuity of a regime. In the case of Spain of the 40s and 50s, the nationalization policies and propaganda campaigns- either by the press, education or within the context of festivities- enable the achievement of this affective bonding, more imposed than voluntary, through: the (re)construction of patriotism towards the Dictatorship by means of a necessary revision of the official version and, above all, by the redevelopment of the discourse which if it does not modify the ideological foundation, at least, it proposes a new concept of nation playing to the international gallery. And all of that within the scope of that Francoist violence which creates supporters by hits, revenge and fears. A non-agreed-consensus, but imposed behind the apathetic people silence, over the shoulders of the beaten ones and on the loins of those who shouted: for God and for Spain!
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