Las Administraciones locales están acometiendo iniciativas muy relevantes en torno a la participación ciudadana, especialmente en lo relativo a la agregación de opiniones y a la toma de decisiones. La puesta en marcha de plataformas de participación online y las prácticas de comunicación 2.0, a través de las redes sociales, está impulsando toda una nueva serie de prácticas, en su mayoría con óptica institucional (de arriba abajo) y destinatarios individuales. Sin embargo, los resultados de la participación rara vez resultan satisfactorios, empezando por el hecho de que en escasas ocasiones se evalúa el impacto de los procesos participativos. En líneas generales, se practica la participación por la participación, sin metas definidas. El presente artículo pretende mover a un cambio hacia la adopción de buenos modelos conceptuales y de prácticas participativas que sean evaluables y que abran nuevos ciclos de experimentación, en busca del valor público.
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