I. Zarazaga-Andía, O. Sans Capdevila, José Ramón Valdizán Usón, B. Abril Villalba, M. Méndez García
Introducción. Se realiza una revisión bibliográfica sobre el reconocimiento de caras (RDC), actividad fundamental para las relaciones sociales y su dinámica. Este tipo de reconocimiento es un proceso especial, en contraste con el reconocimiento de objetos no faciales, al basarse en la detección de características individuales. El parámetro clínico más característico de los autistas es su imposibilidad para la relación social, posiblemente por dificultad para el procesamiento de caras, aunque poseen una mayor habilidad en el reconocimiento de objetos. Desarrollo. Se plantean los dos mecanismos en el RDC, el de los rasgos y el de conjunto, y, dentro del segundo, uno sería el procesamiento global que permite comparar la totalidad de la imagen con una imagen previamente asimilada y otro, el procesamiento de la configuración de la cara reconocida como un todo; ambos pueden corresponder a dos redes neuronales distintas. En los primeros días de vida, el recién nacido tiene preferencia por las caras en sus aspectos de rasgos y global, y es más lento el proceso de la configuración. El desarrollo visual en los niños autistas es errático, como si fuese el nivel de un recién nacido, y su desinterés por las caras humanas es evidente en el primer año de vida, al mirar todo como objetos, por rasgos. Conclusiones. El análisis de la literatura ha permitido plantear como se desarrollan los mecanismos del RDC desde los primeros días de vida, y la importancia que desempeña la integridad de la vía que facilita la estimulación para el reconocimiento de la configuración facial, alterada en los niños autistas posiblemente desde la periferia a córtex. Nuevos trabajos sobre las vías periféricas y las conexiones corticales fundamentales afectadas en autistas ayudarán a comprender la ineficiencia de su sistema de reconocimiento de la configuración facial.
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