La construcción de la Modernidad en Europa no es un proceso de transformación social que se haya desarrollado sólo ni principalmente a nivel de las ideas. Se trata más bien de pequeños procesos multiformes que han entrado en convergencias en los distintos contextos locales, nacionales y continentales, y que han involucrado las prácticas corporales de la cotidianidad. Este artículo lee esa transformación, no desde una perspectiva ideológica sino tecnológica, en términos de Foucault. Tecnologías que afectan desde los marcos epistemológicos hasta las sensibilidades del día a día. La gran tarea hegemónica ha consistido en someter a nuevas tecnologías de control a las multitudes, las masas populares crecientes en su visibilidad política.
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