Lluís Forga Llenas, María José Goñi Iriarte, Enma Anda Apiñániz, E.L. Menéndez, A. Iriarte, Estrella Petrina Jáuregui
El tratamiento de la enfermedad de Graves-Basedow admite tres posibilidades: antitiroideos de síntesis, tiroidectomía subtotal y I131. En USA existe una clara predilección por la terapéutica definitiva con I131 cuando se ha controlado la tireotoxicosis. No obstante, en Europa y en Japón se prefiere intentar un tratamiento conservador, con la esperanza de inducir una remisión permanente sin tener que recurrir a métodos radicales. La pauta conservadora más habitual consiste en empezar con dosis altas de antitiroideos que se van disminuyendo progresivamente a lo largo de un año. La elevada tasa de recidivas que se obtiene con este método, ha despertado la imaginación de los endocrinólogos para la búsqueda de otras pautas que proporcionen resultados más satisfactorios. Una de estas pautas alternativas consiste en asociar tiroxina junto a los antitiroideos de síntesis. En este trabajo se revisan las características de esta pauta combinada. Tras la justificación, se señalan las bases clínicas y experimentales que la sustentan. En tercer lugar se detallan las experiencias clínicas extraídas de la literatura médica y finalmente se describe la experiencia clínica propia tras un seguimiento de cinco años. Se concluye que: 1. El tratamiento combinado retrasa la aparición de recidivas pero no disminuye su frecuencia. 2. La adición de tiroxina sola tras una pauta de tratamiento combinado no está justificada y 3. Son necesarios estudios prospectivos en los que se agrupe a los pacientes hipertiroideos según las variables que pueden afectar su recidiva.
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