El desafío de Regan para dar reconocimiento moral y legal a los animales pareció extremo a mucha gente. Implica que los animales no humanos son totalmente iguales a los animales humanos, por lo cual muchos consideraron extrema la postura de Regan. El desafío de Regan continúa: si es dificil, considerar a los animales no humanos como personas ante la ley ¿qué estatus debemos atribuirles? Tanto los bioeticistas como los filósofos del derecho siguen luchando con este problema. “La solución” más común es que debemos reconocer jurídicamente a los animales como seres sensibles o sintientes, aunque nadie sabe exactamente qué implicaciones tiene esta nueva categoría. Por otra parte, algunos filósofos han sugerido que el asunto de nuestras obligaciones para con los animales es una relación política y que tenemos que considerar varias categorías de relación dependiendo de la historia y el contexto cultural de nuestras relaciones con ellos.
Regan's challenge to give moral and legal recognition to animals seemed extreme to many people. It implies that the nonhuman animals are totally equal to the human animals, which is why many considered extreme the position of Regan. Regan's challenge continues today: if it is difficult to consider non-human animals as people before the law, what status should we attribute to them? Both bioethicists and legal philosophers continue to struggle with this problem. The most common solution is that we must recognize animals as sentient or sensitive beings, although no one knows exactly what the implications of this new category are. On the other hand, some philosophers have suggested that the issue of our obligations to animals is a political relationship and that we have to consider several categories of relationship depending on the history and cultural context of our relationships with them.
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