Se interesó por el oficio de la medicina mientras jugaba con los instrumentos de su padre, a la vez que un camión de bomberos le sirvió de aliento para iniciarse en esta arriesgada profesión. Bien sea desde su consultorio de Pediatría, en La Candelaria, o desde la Comandancia General del Cuerpo de Bomberos Metropolitanos de Caracas , en la Avenida Lecuna, Rodolfo Briceño tiene sus horas comprometidas con la vida de otros seres humanos, siempre entre llamaradas o detrás de un estetoscopio.
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