Este escrito se propone demostrar la siguiente hipótesis: en Colombia, las élites oligárquicas han logrado controlar el llamado “problema agrario”, sin necesidad de hacer una distribución equitativa de la propiedad que dé lugar a una Reforma Agraria justa. Se demostrará esta hipótesis en el caso de la más reciente legislación agraria, la Ley 1776 de 2016, denominada Ley de ZIDRES. Para ello haré un breve resumen de las formas de intervención estatal entre 1926 y 1936 , develando que existe en ellas cierta la lógica que las orienta; esto con el fin de plantear dos cosas: la primera, que las soluciones que se dieron al problema agrario durante aquel decenio tienen algunas similitudes con las soluciones de la actualidad; la segunda, que si bien es cierto que la concentración territorial es una marca histórica de nuestro desarrollo rural, hoy hay un cambio de forma, pero no de contenido, en las nuevas formas jurídicas de sesión del uso de la tierra; es decir, aunque estas formas jurídicas se planteen como más democráticas, porque mediante ellas los campesinos acceden a la propiedad, no obstante, al vincularlos a los proyectos productivos planteados por el gran capital, esas mismas formas jurídicas tienden a agudizar la inequidad de la distribución de la riqueza rural.
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