Desde hace décadas los buques mercantes vienen sufriendo un imparable proceso de automatización que ha reducido drásticamente el número de tripulantes. Es fácil, por tanto, vislumbrar el objetivo de dicho proceso de automatización náutica, a saber: explotar un buque no tripulado. Objetivo que no será posible alcanzar sin el concurso de la Inteligencia Artificial. Analizamos el impacto de dicha tecnología en el statu quo normativo actual del Derecho de la Navegación Marítima.
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