Hace ocho décadas, y con sólo 40 años de edad, fallecía uno de los más grandes tenores de la primera mitad del siglo XX: el aragonés Miguel Fleta. Su voz era diferente a todas, capaz de alcanzar un sobreagudo con plenitud y filar reduciéndola al pianísimo más imperceptible, sostenido por un fiato prodigioso, sin perder color, tersura, timbre ni vibración.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados