Beatriz Naval Parra, Cristina Ivars, Philip Brabyn, Luis Naval Gias
Se presenta un caso clínico de una paciente con un prognatismo secundario a una atrofia extrema de ambos maxilares. En la región mandibular anterior era portadora de cuatro implantes osteointegrados (IOI) de marca no determinada que no se podían utilizar por diferentes razones: tornillos protésicos rotos, roscas interiores (protésicas) pasadas y mal perfil de emergencia (lingualizado). Por todo ello, la paciente presentaba inestabilidad de ambas prótesis con frecuentes lesiones mucosas por decúbito y queilitis comisural recurrente.
El plan de tratamiento a nivel mandibular consistió en la explantación de los cuatro IOI existentes. Posteriormente se utilizaron cuatro IOI cortos con adecuada emergencia vertical.
A nivel del maxilar superior, dado que la paciente tenía una atrofia muy severa y una discrepancia anteroposterior de más 20 mm respecto a la mandíbula, se trató mediante cuatro IOI cigomáticos. A estos se asociaron dos pterigoideos con la finalidad de disminuir las fuerzas de palanca anteroposterior sobre los implantes cigomáticos.
Tras el tratamiento, y con seguimiento de dos años, la paciente mejoró estética y funcionalmente, incluida la queilitis comisural, sin recurrir a cirugías más complejas como la cirugía ortognática con injertos asociados.
Se propone este protocolo para casos como el que se ilustra, en los que existe un prognatismo con severa discrepancia anteroposterior.
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