En los últimos años, Sant Antoni (Barcelona) ha ganado popularidad como barrio de moda, tomando el relevo de otras áreas del centro de la ciudad, que ya acumulaban experiencia en torno a procesos de gentrificación. Esta fama creciente ha suscitado la atracción de nuevos residentes, visitantes, consumidores e inversores, tanto autóctonos como extranjeros. Este artículo pretende desgranar las consecuencias que conlleva estar en el centro de la escena, reflexionando sobre las transformaciones vividas en el barrio en los últimos tiempos alrededor de cuatro ejes principales (vivienda, comercio, turismo y espacio público), y otorgando especial relevancia al desplazamiento de vecinos derivado de la especulación inmobiliaria.
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