El 70 por ciento de la energía que se consume en España proviene del petróleo, una dependencia económica y ambientalmente insostenible. Los avances en la investigación para encontrar combustibles que sustituyan a los derivados fósiles señalan a los vegetales como una alternativa muy viable. El uso de los biocarburantes, que se obtienen de cultivos energéticos, como la caña de azúcar, y de los vegetales ricos en almidón, como los cereales, supondría el ahorro de unas cuatro pesetas por litro de combustible. Además, la producción propia de biodiesel y bioetanol, como sustitutos de la gasolina y el gasóleo, revitalizaría el uso de tierras con poco valor agrícola y seria una solución a la producción de cosechas excedentarias.
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