En la enseñanza del siglo xxi, las TIC (Tecnolog.as de la Información y Comunicación) aplicadas a la educación (es decir, las TAC, Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento) ocupan un lugar protagonista [1]. Se pretende fomentar con su uso una mayor implicación por parte del alumnado, lo cual constituye la base del constructivismo [2, 3], que persigue el aprendizaje activo y significativo [4, 5]. Esta corriente es especialmente importante en las orientaciones metodológicas que los expertos proponen a los docentes de las asignaturas de ciencias [2, 5, 6], estimulando la comprensión frente a la mera memorización, esto es, desarrollando habilidades cognitivas de orden superior, de acuerdo con la taxonomía de Bloom [7] de los objetivos didácticos. A este respecto, los laboratorios virtuales ofrecen simulaciones dinámicas e intuitivas [1, 3, 8] cuyo uso en asignaturas de ciencias est. actualmente en boga [1]. En este sentido, la clave es conseguir que el estudiante no se muestre pasivo en el aula, sino que participe y actúe, e incluso que explore y descubra cosas motu proprio .
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