El Prunus persica es originario de China. Desde allí se extendió a Persia y Oriente Medio y después por la cuenca mediterránea y lo que llamamos Europa. Al igual que el cerezo, nos alegra la primavera con el estallido de su floración, tiñendo los campos de color rosado durante poco más de una semana. Resulta curioso que sus frutos, tan delicados, representen en China la inmortalidad y la buena salud, por algo están entre las "cinco frutas" que recomienda su medicina tradicional. Sin embargo, por persona y año apenas comemos 4 kilos, el 4,3% de la fruta fresca, y los más críticos reconocen que en parte puede ser debido a que para facilitar su transporte no se cosechan en sazón sino en exceso verdes. Otra razón más para elegirlos además de ecológicos, de cercanía.
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