La espiritualidad está envuelta en confusión y malos entendidos principalmente al asociarse a la religión,sin embargo, no constituye un sistema de creencias y dogmas acerca del bien o el mal, se tratade una construcción multidireccional y permanente para alcanzar la comprensión de sí mismo, elmundo, la naturaleza y el cosmos.A partir de este reconocimiento el ensayo busca demostrar el papel de la educación en el desarrolloy fortalecimiento de la espiritualidad; para ello, se muestran dos perspectivas teóricas que intentanexplicar la espiritualidad más allá de la religión: por un lado, aquella sustentada en la neurociencia quevincula la espiritualidad a las capacidades del cerebro, por otro, la perspectiva holística que retomael concepto de integralidad y totalidad, recalcando la importancia de la dimensión espiritual para eldesarrollo pleno de la condición humana.Se comprueba que ambas posiciones parecen coincidir en la necesidad de potenciar la espiritualidadpara superar y transformar las limitaciones de la sociedad en la que vivimos, donde lo material y lasatisfacción de las necesidades biológico-corporales se asumen como único medio para alcanzar lafelicidad.Finalmente, se plantea cómo para alcanzar el equilibrio entre las dimensiones constituyentes delser humano, las instituciones educativas deben asumir su responsabilidad y compromiso, a travésde prácticas espirituales que desde el planeamiento de las actividades cotidianas, los programas deestudio y el currículo enseñen a vivir, propiciando el autodescubrimiento y el reconocimiento-fortalecimientode valores que dan sentido a la existencia.
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