La poesía de Gabriela Mistral y los principios generales que sustentan su práctica arrancan de un estado de conflicto religioso-vital. El programa escritural de la autora se organiza sobre la base de una intención espiritualista que deviene, en el ejercicio de la escritura, conflicto, relativizándose el proyecto inicial programático. Los ejes de la espiritualidad (tesis) y el eje de la "mundaneidad" (antítesis) dan lugar al estado de síntesis que es la poesía, dialéctica que en cuanto tal suspende el conflicto y no constituye su resolución. El poema "La Copa" (Tala) es ejemplar a este respecto.
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