La depresión es un problema médico de suma importancia a cualquier edad, tan es así que según la organización mundial de la salud (OMS) es la primera causa a nivel mundial de incapacidad seguida por la anemia ferropénica. En las personas de edad avanzada, la incidencia aumenta a mayor compromiso de la salud física. Los altos niveles de mortalidad en ancianos deprimidos se puede explicar, en parte, por los cambios hormonales, especialmente, el aumento de cortisol que afecta al sistema inmune; además, porque el paciente deprimido no sigue las indicaciones médicas para su frecuente patología intercurrente y por la alta frecuencia de suicidios consumados. Alrededor de 70% a 80% de estos pacientes no reciben un diagnóstico ni tratamiento correcto. El presente artículo de revisión hace énfasis en las dificultades de diagnóstico y tratamiento, retos que enfrenta con mucha frecuencia el médico de atención primaria
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