Pamplona, España
El melanoma es un tumor maligno, altamente metastásico, que ha experimentado en los últimos 40 años un incremento espectacular en todas sus formas clínicas, triplicando su incidencia. Además de la predisposición genética, las exposiciones solares intensas y puntuales en pacientes con piel clara, junto a los antecedentes de quemadura solar en la infancia, constituyen el principal factor de riesgo para su aparición. Muchas observaciones clínicas e histológicas sugieren una clara interacción entre el sistema inmune del huésped y el melanoma. En la progresión de la enfermedad, en el paso de una fase de crecimiento horizontal a una fase invasiva de crecimiento vertical, factor determinante del pronóstico, intervienen factores sólo parcialmente conocidos. La angiogénesis o desarrollo de nuevos vasos, es necesaria para mantener el crecimiento, invasión y capacidad metastásica de un tumor. Entre las citocinas proangiogénicas, secretadas por las células de melanoma, destacan el VEGF y el bFGF, que favorecen la proliferación endotelial y la capacidad invasiva del tumor. Asimismo se ha demostrado que la presencia de citocinas Th1 en el "ambiente tumoral" impiden la progresión de la enfermedad y favorece la regresión, mientras que un patrón Th2 favorece la invasión e incrementa el potencial metastásico. La disminución en la respuesta inmune del huésped puede estar mediada por la síntesis de citocinas inmunosupresoras por las células tumorales (IL-10, TGF-_, VEGF) y por la expresión en su superficie de moléculas de Fas-L, que hacen del melanoma un tejido privilegiado desde un punto de vista inmunológico.
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