Primero conocido como Tatessos, y después como Baetis, las fértiles orillas del río Guadalquivir fueron el lugar elegido para establecer numerosos asentamientos de la Antigüedad. Sus aguas regaron cultivos y fueron vía de transporte privilegiada de mercancías agrarias y de minerales. El Guadalquivir era un río sin igual desde la perspectiva logística antigua, con un fértil valle que permitía buenas cosechas, flanqueado por Sierra Morena, muy rica en minas, en particular de plata. Fenicios, turdetanos, túrdulos, cartagineses y romanos surcaron – y batallaron- en sus mansas aguas.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados