En las paredes rocosas de las Grutas de Juxtlahuaca se plasmó un mito sobre una posible deidad olmeca del maíz. El protagonista del mito, de cuya frente brota un ave que da nacimiento a un ser maíz, se dirige al dignatario sentado, fertilizando la tierra, el único humano en la historia. El ser supernatural le está dando el poder al dignatario de fertilizar la tierra. Una alegoría, probablemente, para legitimar su autoridad como fundador de reinos, gobernante de hombres, padre de reyes
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