Mariano Rajoy se va y el partido que acabó de renovar hace más de un año se prepara para un nuevo cambio lleno de incógnitas y algunas certezas. Que, como él, nadie en el PP quiere que la guerra estalle por los aires. Que, como él, la mayoría cree que una candidatura única juega a favor de sus intereses. Y que a él deben su papel preeminente todos los que han llegado a las puertas de la Junta Directiva Nacional que este lunes dará el pistoletazo de salida al breve y precipitado periodo precongresual del que surgirá un nuevo liderazgo este mes de julio. El marianismo toca a su fin. Pero ése, de momento, no se irá del todo.
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