Sevilla, España
Los conjugados anticuerpo-droga son una de las terapias en desarrollo contra el cáncer más prometedoras actualmente. Estos conjugados aprovechan la especificidad de los anticuerpos monoclonales en cuanto a direccionamiento y reconocimiento de una diana y a esto suman la presencia de un agente citotóxico, consiguiendo una liberación dirigida de la droga en las células deseadas. Los primeros conjugados que se diseñaron buscaban tratar malignidades hematológicas, dado que en este tipo de alteraciones los antígenos se conocen bien y son moléculas altamente específicas en cuanto a su distribución; tres de estos conjugados se comercializan a día de hoy, mientras que un cuarto fue retirado en varios países aunque su vuelta al mercado se está reconsiderando. El éxito limitado de esta primera generación sirvió para allanar el terreno a los que se desarrollaron posteriormente, presentando niveles de droga citotóxica más elevados, menor cantidad de anticuerpos sin carga y enlaces entre ambos más estables. Actualmente hay más de 65 ADCs en evaluación clínica, varios de los cuales se encuentran en fase III. Aunque queda mucho que hacer para mejorar la optimización de estos conjugados y sus aplicaciones para tratar diferentes tipos de cáncer, es innegable que se trata de una terapia prometedora.
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